lunes, 28 de septiembre de 2009


De las oportunidades latinoamericanas post-crisis. (ONU y cumbre G-20)

El panorama argentino.
Definitivamente la desinflada crisis económico-mundial parece haber tenido un efecto colateral en nuestro ispa cual picadura de mosquito. Si bien los niveles de pobreza (mas allá de la ultima vergüenza del INDEC) son todavía preocupantes, y de que en materia de desempleo e inclusión la deuda no esta saldada aún, argentina saltó aquel charco con creces. Sin duda La discusión Neoliberalismo-modelo industrial todavía presenta batalla, pero es verdad también que ciertas bases (salvo en la sombra macrista) ya ni se discuten y el panorama se vuelve a perfilar optimista. Solo es cuestión de tiempo la hegemonización de un programa industrial popular basado en el crecimiento de un mercado interno todavía dormido y en la progresiva igualdad real que reasegura justicia social, cuestión que aún depende del desenlace 2011; ley de servicios comunicacionales y de entidades financieras giran hoy entorno de él.
Hay un factor externo que es todavía un gran potencial. La mirada positiva hacia una nueva inclusión latinoamericana, la creación del Banco del Sur-con aportes principales de las naciones que han decidido ponerse al hombro el progreso de la región, brasil argentina y Venezuela- constituyen el pilar que muchos incluso no ven con buenos ojos, pero que resultan importantísimas si es que queremos volver a hablar de la Gran patria latinoamericana (en términos del libertador San Martín). Como factor externo, esto es alentador hacia el interior de nuestra nación, dejar de ser unas cuantas republiquetas desunidas, fracturadas, divididas ideológicamente y comenzar a establecer una agenda político-económica en común fortalecerá sin dudas este desarrollo interior en proceso.

La Unión hace la Fuerza.
En un canto épico les diría a nuestros liberales que se asustan con un supuesto eje tiránico comandado por el “Dictador Chávez”, que la Guerra de Secesión estadounidense con su triunfo liberal progresista tuvo el mismo fin del que hoy queremos hablar en nuestro continente: no solo la transposición de un modelo económico por otro (del esclavista librecambista al industrial emancipador liberal) sino también el triunfo de una mirada integracionista como única posibilidad de presentarse frente a las potencias europeas como un bloque capaz de presentar batalla en los mercados mundiales equitativamente. Y los resultados están a la vista. Los latinoamericanos no solo derramamos sangre contra la colonización feudal inquisidora española, sino también- y luego de la independencia- tuvimos que hacerlo por la neocolonización hegemonizada al sur por las industrias de Manchester y en el caribe por la United Fruit Company.

Pseudo conclusión
Los planetas se alinean otra vez bañándonos con un buen augurio. El sol inca nos vuelve a marcar el norte, aquella guía, única posibilidad de recuperación y desarrollo regional más allá de todas nuestras contradicciones internas. Es indiscutible que los latinoamericanos tenemos una historia en común, que nos une una cultura incluso milenaria y también (por qué no) inmigrante. Creo es momento de sentirnos parte de esta gran agitación, dejar de compararnos con las razas superiores al otro lado del charco, dejar de creer que para terminar de ser barbarie es necesario incluir cultura civilizatoria en nuestra región, que lo único que logró fue terminar de someternos a los grandes intereses de burguesías extranjeras. Sin identidad no hay dignidad de Ser.

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